Compras Compulsivas. Barril sin fondo.
Compras Compulsivas.
En éste post se me ocurrió
hablar de las compras compulsivas, ahora en Navidad, época pura consumista, en
nuestra sociedad occidental, la gente suele consumir y basar su felicidad en lo
externo, las compras las comidas, y no reparan en una forma de consumo que se
muestra en sociedad , no solemos observar y parar en éste tipo de adición que se
agrava más en navidad, por el consumismo que rodea a éstas fechas. Ropa nueva
para eventos, regalos para otros, para mi, comida, adornos, un sin fin de
consumo que en su justa medida es genial
y activa la economía, pero en casos extremos como existen muchos, generan más compulsión
a las compras.
La compra
compulsiva consiste en el afán desmedido, incontrolado y recurrente
por adquirir cosas.
Es un trastorno de control
de los impulsos asociado a problemas como la ansiedad, la depresión, la baja
autoestima o la irritabilidad. Alrededor del 5% de la población puede sufrir
esta adicción, sobre todo mujeres jóvenes. “Les suele costar reconocer que
tienen un problema. Por eso es importante que sus seres queridos estén
pendientes de sus movimientos”, señalan los expertos.
Es una adicción en
toda regla que, si bien en su máxima expresión afecta a poca gente, es más
común de lo que pudiera pensarse. Es la consecuencia de un impulso irreprimible,
un acto poco consciente del que después nos arrepentimos, porque compramos
cosas poco útiles o gastamos más de lo que podemos.
La compra genera en la
persona adicta una satisfacción inmediata, con la que cree llenar su
vida de sentido y con la que consigue borrar temporalmente los problemas.
Para que nos entendamos,
“ir de tiendas es para ellos darse un ‘chute’ de adrenalina”, sus tarjetas de
crédito echan humo y no dudan en gastar más dinero del que tienen para vaciar
las estanterías de los comercios.
Una reacción inadecuada.
Sentimientos de tristeza,
rabia, incomprensión, desatención y soledad, encuentran su vía de escape en
la compra de artículos muchas veces no necesarios que nos aportan
satisfacción en el momento de su adquisición.
Quizá buscamos que alguien
nos haga caso y sentir que “somos alguien”. Comprando nos sentimos vivos, en
cierto modo importantes, y saciamos el vacío que causan la soledad, el tedio,
las tensiones y problemas, los disgustos o la incomprensión. Intentando mitigar
el dolor, canalizamos nuestro enfado hacia la compra y posesión del objeto.
Compulsión,
¿qué es?
Entre las causas que mueven
a comprar de forma desmesurada no se encuentra la necesidad, sino un descontrol
de los impulsos y un pensamiento irracional que surge de una necesidad
emocional, de la falta de autoestima, de un vacío o de la imposibilidad de
soportar frustraciones y problemas.
La utilidad tampoco es
motivo porque los adictos a las compras no estrenan sus adquisiciones y las
acumulan en casa produciéndoles un sentimiento de culpabilidad que les
mueve a volver a las tiendas, a veces a escondidas, para quitárselo y sentirse
feliz. “Es un círculo vicioso y una enfermedad muy difícil”.
Respecto a la forma de
detectar a los compradores compulsivos, psicólogos declaran que es una “adicción
encubierta” porque la persona no reconoce que tiene un problema y ve normal
su comportamiento”, ya que vive en una sociedad “totalmente consumista”.
Perfil del comprador compulsivo
En cuanto al perfil, afecta
más a mujeres que a hombres y que la edad oscila entre los 30 y los 40 años,
aunque el auge de las nuevas tecnologías ha originado una nueva clase formada
por adolescentes cuya “única forma de ocio es salir a adquirir el último videojuego
que ha salido al mercado”.
¿Por qué hablamos de adicción?
La compra compulsiva reúne
todas estas características: la voluntad del afectado es casi nula, la
satisfacción por la compra realizada deviene efímera y se entra en una espiral
de la que difícilmente se puede salir sin la ayuda de un especialista.
¿Cuándo podemos pensar que existe una
adicción a las compras?
“Hay gente que compra en
exceso, sobre todo en determinadas épocas del año, como las navidades o las
rebajas, pero puede dejar de hacerlo cuando quiera. Sin embargo, a las personas
que sufren una adicción les resulta imposible reprimirse, aun cuando esos
gastos están por encima de sus posibilidades económicas”, indica la psicóloga
Sandra Anguita.
Como en cualquier a dependencia
y la falta de control del gasto son claves para diferenciar a las
personas que compran mucho porque sí de quienes sufren esa patología.
Podemos pensar que existe
una adicción a las compras cuando:
– Cuando nos sentimos
tristes, deprimidos o enojados, lo único que nos calma es ir de compras.
– Compramos con
frecuencia cosas poco útiles, que después nos arrepentimos de haber adquirido.
– Tenemos la casa
llena de artículos que no hemos usado y que nos resultan inservibles.
– Nos precipitamos a
la hora de comprar, porque no podemos controlar nuestros impulsos.
– Del entorno familiar
y de amigos nos llegan mensajes críticos con nuestra desmedida afición a
comprar.
– Aun a pesar de haber
comprado muchas cosas o haber realizado un gran gasto, nos sentimos insatisfechos
cuando reflexionamos en casa sobre los objetos adquiridos.
– Vemos que se nos va
el dinero sin darnos cuenta, y a menudo estamos irritados por haber gastado el
dinero tontamente.
– Cuando vemos algo
que nos gusta, no paramos hasta comprarlo.
– Adquirimos productos
“milagro” que intuimos o sabemos inútiles.
– Cuando recibimos el
extracto de la tarjeta de crédito, nos sorprende sobremanera la cantidad e
importe de las compras que hemos hecho.
– Nuestro tiempo libre
lo dedicamos preferentemente a visitar los centros comerciales o ir de
escaparate en escaparate.
Cuando el comprar se
convierte en necesidad irreprimible surge el problema. Atentos a si realmente
compramos por satisfacer una necesidad o si realmente solo es para llenar vacíos
que ni siquiera saben existen y son como un barril sin fondo.
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