Voy a Terapia.
En éste post hablaremos de la importancia de
la creencia muy instaurada de quien va a un psicólogo o a cualquier tipo de
terapia o comienza un proceso de acompañamiento y suele pensar o escuchar
frases como éstas bien ¿Tu cabeza anda bien? ¿Para qué vas a un psicólogo
si tú estás bien?; “Si quieres hablar de algo y no te valemos nosotros, ve a
tomar algo con alguien sabelotodo de la familia. Ve a nuestro párroco y
coméntale tus preocupaciones”. ¿En serio? ¿Nuestro párroco?, en fin.
Sí, a ti. Tú que me estás leyendo: no
estoy majareta, ni loca ni estoy internada en un psiquiátrico. Digo
en mayúsculas que VOY A TERAPIA y no tengo nada de lo que
avergonzarme. Me preparo cada día, y sigo mi proceso de crecimiento personal
hasta que desencarne, la vida es puro aprendizaje y así viviré hasta que me
muera, aprendiendo a resolver conflictos, problemas y a conocerme
cada día más, y si voy a talleres de todo tipo para enriquecer mi alma, mi
mente y para saber afrontar con nuevas herramientas las piedras en el camino
que la vida me presenta. No me avergüenza ir a terapia, me enorgullece
aprender cada día, conocerme cada día más, ser cada vez más humana, aprender a
soltar lastres, aprende a respetar al otro, a ser asertiva, a ser más yo a pesar
del otro.
Lo digo igual que podría decir “voy al
traumatólogo, al otorrino o al fisioterapeuta”. Pues sí. Porque acudir a
alguien que me escuche, me guíe y me enseñe recursos como cualquier profesional
de la salud es fundamental. Bueno, tengo que decir que estas ideas y
prejuicios, desgraciadamente, se dan solamente en España. A raíz del
desconocimiento, de la incultura y también, por qué no decirlo, de charlatanes
e incompetentes, se ha denigrado y creado un gran prejuicio sobre la profesión.
Personajes notorios, famosos, estrellas americanas, hablan sin tapujos en
medios de comunicación que solicitan la visita a un psicoterapeuta. La figura
del guía o coach.
No nos engañemos, hoy en día sigue existiendo
un prejuicio respecto a visitar al médico de la
cabeza. Sigue habiendo reparo en decir que estamos en proceso
terapéutico. No nos hacemos un análisis de sangre porque estamos a punto de
morir ¿verdad?, simplemente un par de veces al año nos podemos hacer un
chequeo. Tengo dolor de espalda y acudo a un fisioterapeuta, tengo dificultad
para ver y acudo al oftalmólogo. Y por qué si tengo dolor emocional ¿no voy a
un terapeuta, coach y psicólogo ?, ¿por qué si me invaden
pensamientos que no sé cómo manejar no voy a que me enseñen recursos y
herramientas?, ¿por qué si acabo de dejar a mi pareja y me siento “jodido” y
sin saber qué hacer, no puedo pedir ayuda?, ¿por qué si siento ansiedad ante
los exámenes no voy a que me enseñen como canalizar el estrés?, ¿por qué si
tengo miedo a conocer personas nuevas no me pueden enseñar habilidades
sociales?
Nos mostramos muy seguros cuando tenemos
“algún problema con nuestro estado físico” pero dudamos cuando nuestro estado
de ánimo está bajo, cuando nos invaden pensamientos intrusivos, cuando no nos
conocemos ni sabemos por qué somos de una manera o de otra. ¿Por qué me afectan
unas cosas y otras no? ¿Cómo me han educado mis padres es, como soy y seré? Y
mi personalidad ¿Cómo es?
Creemos que dejarlo pasar o pensar “ya me
curaré” va a ser efectivo y eso nunca va a ser así, tarde o temprano te aborda
la duda, el miedo y “el no saber”. Estamos convencidos de que tenemos que ser
fuertes, superarlo por nosotros mismos porque es solamente una etapa, no sufrir
y no pensar demasiado es la clave. Preferimos ir al médico para tomarnos una
pastilla y dejar que se nos pase “el miedo a”. Pero recuerda, eso funciona en
un momento concreto y en un momento determinado. Funciona porque es un parche.
Pero ¿puede funcionar toda la vida? ¿Por qué existen depresiones crónicas?,
¿por qué nos medicalizamos automáticamente antes de “trabajarnos” en una
terapia, por que poner parches en vez de buscar el origen ? En fin…
No pasa nada ir a terapia.
No pasa absolutamente nada, porque hablar,
desahogarte, aprender y que sea un profesional que ha estudiado, Porque acudir
a un psicólogo y saber cuáles son tus capacidades y limitaciones, conocer tu
forma de ser, conocer tu personalidad, reconocer tus esquemas mentales y poder
mejorar es crucial para el bienestar emocional.
Todos tenemos problemas. Sólo va terapia
quien quiere resolverlos, no quien ésta loco, va a terapia quien prefiere
mojarse en la vida y no esconderse bajo el paraguas de mirar a otro lado.
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