“Como es temer la vida “El dolor es inevitable; el sufrimiento es opcional.”
¿CÓMO ES TEMER LA VIDA?
En éste post hablare sobre el miedo a vivir, a volver a conectar con la
vida, a ese estancamiento en el sufrimiento que hace que ya nada tenga sentido.
A pesar de que compartir sentimientos tan profundos como tener miedo a
vivir no sea algo que se diga a cualquier persona o de manera abierta,
este sentimiento es más frecuente de lo que pensamos. Por unas razones o por
otras, hay personas que pierden la ilusión de vivir, de luchar y de intentar
cada día alcanzar sus sueños porque o bien se han rendido o le han cogido miedo
a la vida por el recuerdo del dolor sufrido en experiencias anteriores, sean de carácter que sean tienen miedo al dolor, a volver a sentir dolor en la vida.
Cuando hablamos de miedo a vivir estamos haciendo referencia a esa
sensación de no poder dar un paso hacia la vida, de no poder arriesgarse por
aquello que desea por miedo a sufrir, de dejarse llevar por la masa
en lugar de pensar individualmente por miedo a ser diferente y no encajar.
El miedo a vivir es una limitación tan absoluta que
podríamos describirla como esa persona que se sienta tras una ventana a ver
pasar la vida, ver el tráfico, los niños corriendo, el cambio del día a la
noche, de las estaciones. Esa persona que observa y observa pero que no da
ningún paso para inmiscuirse en la vida, para ser una de esas personas que
están en movimiento, arriesgándose a vivir, viviendo y sintiendo. Sintiendo lo
bueno y lo malo de la vida... aunque no existen esas polaridades nada más
que en nuestra mente, al fin y al cabo son experiencias que nos regalan
distintas emociones, algunas veces bien aceptadas y otras rechazadas.
El olor a café por las mañanas, la risa de
tus niños pequeños, bailar una canción bonita con tu pareja en mitad del salón,
correr con tus perros detrás de las mariposas, ver las estrellas, una buena
conversación en la playa mientras la brisa te da en la cara, abrir una botella
de vino con un baño caliente… Estas son las pequeñas cosas que sí dan la
felicidad, ¿lo sabías?
Cada uno construye sus propias opciones. El mundo es un reflejo de nosotros
mismos. En nuestro lenguaje empleado a diario, reflejamos nuestro sentir
interno, sin darnos cuenta proyectamos nuestro interior en el exterior.
“¿qué tal, qué hay de bueno?, ¿cómo te lleva la vida?”, las respuestas
pesimistas “Bueno, tú sabes, regular...”, “¿De bueno? ¿Qué va a haber
bueno?”. Esas respuestas cantan, vibran en consonancia con nuestro interior.
Cuando una persona sufre depresión, recuerda que hay otra vida, pero no
tiene fuerzas ni deseos para salir del sufrimiento.
¿Por qué me trata el mundo de esta forma? ¿Por qué se empeñan en abusar de
mí?”
Los pensamientos se apoderan de ella y no son precisamente pensamientos de
gloria, todo lo contrario intentan que nunca salgas de ese estado de
sufrimiento.
Si tu intención no es llevar más dolor y sufrimiento a tu alma, sino
enfrentar con valentía la situación por la que pasas, tomate tus ratos de
soledad y en ellos, observa como te hablas, cómo es el lenguaje que usas
contigo mismo.
Observa si están en un continuo pasado de victimismo, en el que te centras
únicamente en lo que te hicieron o dejaron de hacer, en lo que no hiciste,
suelta la culpa y deja de culpar a otros. Vivir en el pasado envejece al alma,
y por su puesto al cuerpo físico, observa a las personas que
continuamente hablan de su pasado, se las ve mayores, como si estuvieran
atrapadas en el tiempo.

Es necesario una limpia en tu vida, empieza por tus pensamientos, luego por
cosas, situaciones y personas y más libre de cargas comienza a caminar,
al final del túnel esta la luz, como el día de tu nacimiento, porque en cada
cambio profundo que nos trae la vida, morimos y volvemos a nacer, así es
como vamos madurando.
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