Miedo, La Oportunidad Para Superar Nuestras Limitaciones.
Para poder gestionar el miedo, hay que
comenzar por aceptarlo tal cual es. Reconocer que el miedo es nuestro
eterno compañero de vida, que el miedo es el que nos da la oportunidad de
superar nuestras limitaciones, tanto las conocidas como de
las que no somos conscientes y volvernos cada vez más fuertes y más capaces.
Esto no quiere decir reaccionar en forma de sumisión, ni resignarse, sólo
quiere decir, que podemos actuar y afrontar nuestro miedo, mirarlo a la cara, o
ser víctima de nuestro miedo, y dejarnos vencer por él.
Al reconocer la sensación del
miedo, ya sean escalofríos, sudores, o tensión entonces podemos ser
capaces de expresarlo, permitírnoslo sentir, sin reprimirlo.
No se trata por tanto de eliminar el miedo,
sino de que nos acompañe durante el proceso de conocernos más a nosotros
mismos. Una vez que reconocemos y la aceptamos nuestras emociones,
entonces y sólo entonces, ellas se alejarán de manera natural.
Si reprimimos o negamos el miedo entonces
seguirá presente, tiñendo nuestra vida y nuestro cuerpo de miedo. Esta emoción
estará esperando a que les demos una oportunidad de expresarse, y de obtener un
espacio en nosotros.
"El miedo nos da la oportunidad de
superar nuestras limitaciones, tanto las conocidas como de las que
no somos conscientes y volvernos cada vez más fuertes y más capaces de vivir
nuestra vida con más confianza".
Desde pequeños se nos enseña a no hacerle
caso al miedo, se nos dice "no tengas miedo", "se
valiente" especialmente a los niños más que a las niñas. Los
niños por cómo se les educa tienen muy difícil sentir y mostrar el
miedo delante de los demás. A las niñas normalmente, se les sobreprotege, y de
esta forma tampoco se les deja entrar en el miedo. Todos los mamíferos
tenemos miedo, porque el miedo está en nuestro cerebro, concretamente en la
amígdala y es ahí donde se procesan las emociones básicas. Necesitamos el miedo
para sobrevivir y gracias al miedo hemos salido adelante como especie.
Podemos identificar dos tipos de miedo: el
miedo real y el miedo imaginario. El miedo real sería cuando percibimos un
peligro físico de muerte, y el miedo imaginario sería cuando no existe una
amenaza de muerte real, y aún así se producen diferentes reacciones en el
cuerpo.
Algunos de los miedos más comunes son:
Miedo a morir, miedo a no ser aceptado, miedo al dolor, miedo a sentirnos
vulnerables y débiles, miedo a hablar en público, miedo a fracasar, miedo a las
alturas, miedo a los insectos, miedo a la soledad, miedo a no ser querido, y
podríamos seguir con una lista infinita de miedos.
¿Cómo se manifiesta en mi cuerpo y cómo lo
puedo distinguir?
Temblores, sudor, tensión muscular,
malestar en el estómago, paralización, bloqueo, el corazón se acelera, etc.
Todas estas respuestas automáticas que genera nuestro cuerpo nos facilitan
reaccionar o anticipar un peligro o amenaza. Por lo tanto nos pone en una
actitud de tensión y alerta.
Podemos hablar de 4 reacciones ante una
situación de miedo:
1. Reacción de huida: La
huida rápida es una condición básica de supervivencia, automáticamente nuestro
cuerpo detecta un peligro real o imaginario y utiliza todos los recursos que
tiene para huir. Por ejemplo, si he hecho algo mal en el trabajo, en vez de
afrontarlo, me voy a casa sin decir que he sido yo quien ha cometido el
error.
2. Reacción de paralización: A nivel evolutivo, esta respuesta se daba para sobrevivir, a veces la mejor estrategia era quedarse quieto, antes que huir ante un animal más grande que nosotros. Por ejemplo, tengo que dar una conferencia enfrente de 100 personas, y cuando llega el momento, al estar tan nervioso y con miedo de ver a tanta gente, en vez de hablar, me paralizo y no me salen las palabras.
3. Reacción de defensa: Ante algo
que percibimos como una amenaza a nuestra integridad física nos defendemos.
Esta reacción de defensa en el resto de los mamíferos es agresiva, y en los
humanos también puede serla, pero no tiene porqué. Podemos reaccionar, a
nuestros miedos enfrentándonos y planteándoles cara sin llegar a ser
agresivos.
4. Reacción de sumisión: Ante una situación de miedo, el animal se rendía, dejándose devorar por su depredador. En el caso de los humanos, nos dejaríamos vencer por el miedo, y éste se apoderaría de nuestra vida y le daríamos todo el control.
5. Sobreprotección: Ante una
situación de miedo, me protejo exageradamente.
¿El miedo es una emoción negativa?
Normalmente se tacha al miedo como una
emoción negativa, porque no es una emoción agradable, y porque puede llegar a
ser tóxico paralizando nuestra vida y impidiéndonos vivir nuestro día
a día con tranquilidad. El miedo existe por una razón, para ayudarnos a ser
prudentes. Si soy prudente, se que no voy a cruzar la calle cuando los coches
estén pasando, no voy a gastarme todos mis ahorros a principios de mes, o no
voy a tirarme al mar si no sé nadar.
En nuestro niño interno , el modo de sentir, pensar y actuar es similar
al de cómo lo hacíamos en determinadas épocas de nuestra infancia; la cual se caracteriza en
general por la preferente intensidad y volubilidad emocional, pensamiento
predominantemente centrado en lo inmediato y comportamiento tendente a ser
impulsivo. Los miedos más inconscientes estarían ahí albergados.
Con esta reflexión
lo que me gustaría es poder transmitir algunas ideas:
· La cercanía al miedo
es buena, acercarnos a nuestro niño interior, a nuestros miedos
para poder intentar entenderlos, racionalizarlos, calmarlos y enfrentarlos. El
miedo al abandono, el miedo a la pérdida, el miedo al dolor…
·
El cambio, la voluntad y la capacidad de
cambio existe, sólo deberíamos tomar conciencia para empezar, acercarnos a
nuestros miedos e intentar entenderles de manera que una vez hayamos tomado
conciencia de ellos seamos capaces de poder contar con la capacidad de mejorarlos.
·
Hay algunas personas que dicen no
tener miedo a nada, o a casi nada, sí es así, es que tienen miedo a sentir el
miedo, y probablemente muchas de sus emociones.
· Es
necesario tener miedo, para poder vivir y seguir adelante con nuestra vida. El
miedo nos ha de acompañar , ha de ser nuestro aliado, no nuestro enemigo. Lo
más importante es hablar de nuestros miedos, y verlos así cogemos las riendas
al ver que están con nosotros y aún así seguir adelante.
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