La soledad elegida: el placer de estar con uno mismo



La soledad elegida: el placer de estar con uno mismo 

Estar solo no es lo mismo que sentirse solo.

 En este día tan especial, San Valentín, decido escribirle a la soledad, sobre todo por las emociones que en este día se despiertan en personas que no se encuentran en este dia. Por desgracia, para algunas personas la soledad es sinónimo de ausencia, tristeza y dolor. Esto sucede porque asocian este término a un sentimiento que, por supuesto, no han elegido. Actualmente, en nuestra sociedad existe un caldo de cultivo con los ingredientes necesarios para que los vínculos personales sean algo débiles, lo que desemboca en un sentimiento de soledad sutil pero constante para algunas personas que, aunque compartan tiempo con los demás, pueden sentirse solas por no tener excesiva confianza en sus relaciones.

No es lo mismo estar solo que sentirse solo. En la sociedad en que vivimos, la palabra “soledad” tiene muy mala prensa. La pobrecita está muy mal vista y todo el mundo parece que huye de ella; en cambio, unos pocos han descubierto su lado tierno, amable y cautivador.

La soledad no siempre tiene que ver con el sentimiento de tristeza y la falta de compañía. Hay personas que encuentran en la soledad una sensación muy cercana a la libertad.

La soledad puede tener un aspecto totalmente distinto de acuerdo con si esa situación responde a una decisión personal o si se trata de un sentimiento impuesto por las circunstancias de la vida. La felicidad que experimenta una persona  que ha elegido esta opción de un modo consciente es muy diferente a la frustración que puede experimentar en ciertos momentos aquel que no ha encontrado pareja a pesar de que le hubiese gustado conocer a una persona especial.


¿Cuáles son los beneficios que produce este tipo de soledad?
La soledad elegida es una conquista personal que parte de una buena relación con uno mismo.

Libertad interior

Aquel que vive su vida de acuerdo con su propio criterio interior experimenta una elevada sensación de libertad. Por el contrario, quien siente que su soledad es impuesta por las condiciones externas, experimenta el dolor de una realidad que no le agrada. La soledad deseada o autonomía no es sólo una opción, resulta recomendable para cualquiera. Puede asemejarse a un rato para el descanso, ya que es un momento libre de obligaciones con los demás que se puede destinar a lo que apetezca. En esos momentos, es probable que se sienta una sensación cercana a la libertad, que a su vez puede inspirar el sosiego necesario para sobrellevar el estrés de la vida diaria. Gozando de esta libertad personal se puede elegir qué es lo que más apetece en ese momento sin necesidad de dar explicaciones a nadie, que es lo mismo que quitarse todas las obligaciones de encima, aunque sea sólo por unas horas.


Una compañía agradable

La calidad de tiempo de una persona que disfruta con su soledad elegida es muy alta puesto que quien tiene un alto grado de autoestima organiza su agenda de acuerdo con su orden de prioridades.


Soledad no es estar solo
Aquel que experimenta la soledad elegida es consciente de que no está solo. Se tiene a sí mismo, pero, además, también comparte su vida con otras personas con las que establece relaciones de calidad. Lo cierto es que, para poder establecer relaciones constructivas sanas, previamente, es muy importante estar bien con uno mismo.

Conviene puntualizar que, en algunos casos, alcanzar este grado de bienestar interior a partir de la soledad requiere de un aprendizaje necesario por parte de que, a partir de esta circunstancia, pone en práctica su crecimiento personal en lugar de la autocompasión. Si eres de los que piensan que hacer cosas solo es aburrido, triste y que indica carencia, te invito a que sigas leyendo y descubras otra forma de enfocar este tema.
      El placer de estar con uno mismo

Todos, en algún momento, tenemos la necesidad de estar solos, aunque algunos sólo puedan soportarlo durante unos minutos.

Hay personas que nunca saldrían a comer solos; personas que, si no tienen amigos disponibles para ir al cine, prefieren ponerse una peli en casa antes que ir solos.

Estas personas jamás viajarían o pasarían un fin de semana fuera sin la compañía de alguien más. Puede que ellas no hayan descubierto el placer de estar con uno mismo.


Cuando uno se permite salir a dar un paseo, pararse a contemplar el mar o simplemente sentarse en un rincón de su casa sin más compañía que la suya propia, es posible que empiece a disfrutar de su intimidad, que valore un silencio y, con el tiempo, quizás hasta desarrolle la capacidad de ejercitar su vista, atender a los sonidos y, algo más hermoso todavía, escucharse a sí mismo. En algunos casos se puede elegir destinar parte del tiempo a realizar tareas en solitario como opción personal. En este caso se trata de una soledad buscada que nada tiene que ver con sentimientos de tristeza, sino que puede ser muy gratificante porque fomenta el bienestar emocional.
Señal de buena autoestima

Cuando uno descubre que el mejor compañero va siempre con él es porque ha aprendido a quererse, porque sabe cuidarse y respetarse.

Si te gusta pasar tiempo solo o tomarte unos días para ti es porque estás en buena sintonía contigo; si no, ¿te irías de viaje con alguien con quien no te llevas bien?

Las personas que buscan esos momentos de reflexión, que dedican tiempo a estar con ellas mismas, son personas comprometidas con su autodescubrimiento y que cuidan su interior, lo cual indica además que tienen una buena autoestima.

Los momentos de soledad elegida son recomendables para todo el mundo, pues son una forma maravillosa de fomentar el bienestar emocional creando estados positivos y constructivos.

Y después de un encuentro con uno mismo una cosa es segura: te quieres un poquito más. Por tanto, todo el mundo debería reservar ciertos momentos de intimidad para uno mismo. Más aún en la sociedad actual, en la que es difícil encontrar situaciones en las que se pueda disfrutar de dicha sensación de libertad, normalmente por falta de tiempo debido a las obligaciones diarias. Por este motivo, podría tratarse de algo casi terapéutico para cualquiera que se encuentre demasiado ocupado o que destine muchos recursos personales a los demás. Este sería el caso de personas que trabajan en exceso o dedican la mayor parte de su tiempo al cuidado de los otros.

Autonomía e independencia

Contar con amigos y familiares que nos echen una mano siempre está muy bien; los demás son parte indispensable en nuestras vidas.

Pero eso no nos debe privar de descubrir la sensación de autonomía e independencia que sentimos cuando hacemos las cosas por nosotros mismos.

Piensa en algo que realmente te cueste hacer solo: ¿Cómo te sentirías si lo hicieras? Piensa en algo que siempre hagas acompañado: ¿Lo podrías hacer solo? ¿Qué cambiaría?


La autonomía no debe ser sinónimo de aislamiento. Cuidar y mantener las relaciones existentes siempre es una buena inversión, ya que solamente se gozará de la independencia si se tienen relaciones sociales fuertes y satisfactorias.



Los individuos que se dedican a profesiones asistenciales como enfermería, medicina o atención al público en general, pueden verse sometidos a un gran estrés social, al igual que les sucede a las personas dedicadas a las tareas domésticas; para ellas puede ser muy beneficioso dedicarse tiempo personal a modo de descanso. 

En definitiva, se trata más bien de gozar de momentos de intimidad más que de soledad.
Hay una parte de ti que necesita esos momentos para manifestarse; ¿la vas a privar de hacerlo?












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