EL PADRE COMO PRINCIPIO ACTIVO DE VIDA
El padre como principio activo
de vida.
A través de nuestro padre nos
llegó lo esencial: la Vida.
Es indudable que con el paso del tiempo, se ha puesto
de manifiesto que el padre es más que un proveedor material en la vida
familiar, reconociéndose así, que los hijos necesitan no sólo se mantenidos físicamente,
sino que requieren del sostén emocional que la figura paterna puede brindar.
Lo importante es que en todo momento los padres
recuerden que su participación en la vida de sus hijos desde el primer día
mejorará la relación con ellos a corto y largo plazo y los ayudará a
desarrollarse mejor.
Tal como ocurre con la maternidad, a ser padre se
aprende. Y a pesar de las limitaciones naturales, como suelen ser los horarios
de trabajo amenacen con bloquear una relación cercana, es importante reconocer
que los niños valoran más que sus padres les dediquen toda su atención unas
horas al día a que pasen todo el día con ellos sin prestarles verdadera
atención.
La calidad es mucho más importante que la cantidad.
La cantidad de horas puede ser hueca, inconsistente. A un padre lo define su
función, mas allá del tiempo que pase con su hijo.
La función paterna es principalmente poner límites en
esa relación entre madre hijo, crear el lugar para un tercero en esa simbiosis,
intermediar esa relación, propiciando la separación, con amor pero
estableciendo límites y trasmitiendo valores.
Es fundamental que recordar que todo momento es bueno
para establecer un vínculo con los hijos. Desde el primer día, la relación padre-bebé
se convierte en algo fundamental para ambos, aunque algunos padres se intimidan
o no se atreven a jugar con el bebé delante de otras personas por temor a ser
criticado si hace algo incorrecto o por miedo a hacer el ridículo.
Si la vergüenza es un problema para mantener una
relación más estrecha con los hijos, que incluya por supuesto el contacto
físico y la ternura, se pueden propiciar espacios íntimos donde uno como padre
se sienta en la confianza para jugar, reír y hacer todo aquello que los hijos
pueden inspirar.
En el transcurso de sus vidas, los niños que cuentan
con un papá activamente involucrado en su crianza suelen desempeñarse mejor en
varios aspectos del desarrollo infantil que aquellos niños que tienen un papá
que no se involucra.
Los de los padres que se involucran suelen poseer
mayores habilidades para resolver problemas y desempeñarse mejor en situaciones
frustrantes; suelen tener mejores habilidades sociales y un mejor entendimiento
de los sentimientos de otras personas. La participación activa del papá
contribuye al sentido del humor del niño, a su capacidad de prestar atención y
el entusiasmo con el cual exploran y aprenden.
Pero no sólo en los niños se ven los beneficios: cada
día existe mayor evidencia científica de que los papás que se involucran en la
crianza de sus hijos son más saludables, participan más de actividades
comunitarias, poseen una mejor relación con sus propios hermanos y padres,
fortalecen sus relación de pareja, se vuelven más eficientes en el trabajo, se
estresan menos por cuestiones laborales y tienen claro que su familia está en
la cima de su lista de prioridades.
El dar de los padres es un regalo, una bendición de
la vida, sin embargo, muchos hijos, al no soportarlo, lo rechazan. ¿Cuáles son
las consecuencias de esto? El fracaso en la vida, porque al no haberse llenado
lo suficiente , la fuerza para afrontar el camino es menor, no es la
suficiente. Además el romper con la naturalidad de ese tomar provoca culpa. "Tomar en todo sentido la vida tal
como es, en su plenitud.”
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